top of page

Celebración de Nuestro Santo Fundador


Este próximo domingo celebremos alegremente a nuestro Santo Fundador y la fiesta de Pentecostes.


San Juan Bautista De La Salle representa una guía para los educadores, una luz que ilumina la mente y fortalece los corazones de todos los maestros.


He aquí, algunas de sus frases ¡


El espíritu de esta institución es, en primer lugar, un espíritu de fe…y en segundo uncelo ardiente por la salvación de los niños y jóvenes. (, Regla, 1718, p.3)


Dios quiere que se instruya a todos los hombres para que sus mentes sean iluminadas con las luces de la fe. (De La Salle, Med. 193.1)


Maestro, Dios que difunde la gracia de su doctrina en el mundo por medio de tu ministerio, te ha elegido a ti para anunciar su palabra. (De La Salle, M. 193)


Si Dios te ha encomendado este ministerio, no adulteres su palabra, por el contrario, hazte merecedor de descubrir la verdad que tienes misión de enseñar. (De La Salle, M. 193.1)


Considérate como ministro de Dios y dispensador de Sus misterios. (De La Salle, M.193.1)


Dios te otorga la gracia para asentar, como experto arquitecto las bases de la religión en el corazón de los niños. (De La Salle, M. 193.2)


Maestro, has sido elegido para ayudar a Dios en el campo que El cultiva y en el edificio que él construye, anunciando el Evangelio a los pequeños. (De La Salle, M. 193.3)


Dios te ha destinado para anunciar a estas jóvenes plantas las verdades del Evangelio. (De La Salle, M. 193.3)


Los pobres y los artesanos dejan a sus hijos vivir a su antojo… Dios se ha dignado poner remedio a tan grave mal estableciendo las Escuelas, donde se enseña gratuitamente, solo por la gloria de Dios. (De La Salle, M. 194.1)


Considera, maestro, que es un malestar entre los artesanos y los pobres, el que dejen a sus hijos vivir a su antojo, como vagabundos que van de un lado a otro, hasta que logran colocarlos en alguna ocupación. (De La Salle, M. 194.1)


Da gracias a Dios que se sirve de ti… “para anunciar gratuitamente el Evangelio” Se fiel y exacto en desempeñar este cometido. (De La Salle, M. 194.1)


No basta con que instruyas a los niños, es necesario que pongas particular empeño en educarlos según el espíritu del cristianismo. (De La Salle, M. 194.2)


Los hábitos que se cultivan en la juventud echan hondas raíces en los corazones de quienes fueron educados en ellos. (De La Salle, M. 194.3)


Maestro, si quieres que tus clases produzcan fruto y atraigan a tus alumnos a la práctica del bien, es necesario…que vivas inflamado por el celo. (De La Salle, M. 194.2)


En el empleo que desempeñas, eres “embajador y ministro de Jesucristo” Por consiguiente tienes que desempeñarlo como representante suyo. Que así te miren y consideren tus discípulos. (De La Salle, M. 195.3)


Tus alumnos son la carta que Dios dicta y que tú escribes en el corazón de tus alumnos, no con tinta sino con el espíritu de Dios.


Contempla a Jesús como el buen pastor que busca la oveja perdida. Tú eres pastor y siéntete obligado a proceder de modo semejante. (De La Salle, M. 196.1)


Dios da a los niños maestros quienes ejercen las funciones de ángeles custodios para conducirlos con seguridad entre todos los peligros que presenta el mundo. (De La Salle, M. 197.3)


Maestro, lo que dice Jesús a sus apóstoles, te lo dice también a ti: el fruto que puedas producir a través de tu trabajo en los que te han sido confiados, solo será verdadero en la proporción en que Jesucristo lo bendiga y tú estés unido a Él. Ni más ni menos como el sarmiento… (De La Salle, M. 195.3)


Entre tantos, el Señor te eligió a ti para ser su cooperador en la salvación de las almas. (De La Salle, M. 196.2)


Jesús dice que vino a la tierra para que los hombres tengan vida… Esto es también lo que tú debes proponerte al educar a tus alumnos: que vivan cristianamente y que tu palabra sea espíritu y vida para ellos. (De La Salle, M. 196.3)


En el sueño de Jacob “los ángeles subían y bajaban.” De igual manera, tú debes elevarte todos los días hasta Dios por la oración para aprender de El cómo debes educar a tus alumnos y luego, descender, acomodándote a su capacidad, para participarles lo que Dios te ha comunicado. (De La Salle, M. 198.1)


Como San Pablo, tú ejerces un ministerio en tu empleo y es una de las funciones más importantes y necesarias en la iglesia. (De La Salle, M. 199.1)


La función de comunicar el conocimiento de la fe a quienes lo ignoran es una de las cosas de mayor trascendencia. (De La Salle, M. 199.1)


Maestro eres sucesor de los Apóstoles en tu empleo de catequizar e instruir a los pobres. (De La Salle, M. 200.1)


A ti te corresponde, como maestro que educas a niños y jóvenes poner todo tu empeño para ayudarles a conquistar “la libertad de los hijos de Dios. (De La Salle, M. 203.2)


Dios te ha llamado a este ministerio para que infundas en los niños el espíritu de sabiduría y luz, de modo que lo conozcan a Él y sean iluminados los ojos de su corazón. (De La Salle, M. 206.1)


Tú ocupas el puesto de padre… no seas descuidado en el modo de reprender y corregir a tus alumnos.


Estima mucho la oración porque es manantial de las luces y gracias que necesitamos. (De La Salle, Colección p. 24)



Maestro, cuando corrijas, piensa en las condiciones para aplicar la represión para que resulte agradable a Dios y los niños la acepten como medicina. (De La Salle, M. 204.1)


Maestro, enseña, no con palabras rebuscadas… y que cuanto digas a tus alumnos quede reducido a nada y no produzca ningún fruto en su espíritu ni en su corazón. (De La Salle, M. 193.3)


Al enseñar, no eres sino la voz del que prepara los corazones para recibir a Jesús.


Tener el don de lengua es saber hablar para atraer las almas a Dios… y decir a cada una lo que le conviene. (De La Salle, M. 64.2)


Todo en ti,… debe traslucir la santidad… Este es el fruto que debes producir en el empleo en que Dios te ha puesto. (De La Salle, M. 60.2)


El Señor sana a un sordomudo. Entre nosotros hay tres clases de sordos. (De La Salle, M. 64)


¿Cuánto tiempo hace que Jesús llama a la puerta de tu corazón para vivir en él y no lo has recibido? (De La Salle, M. 85.1)


En tu empleo necesitas de la plenitud del Espíritu de Dios, pues no debes vivir ni guiarte, sino conforme al espíritu y a las luces de la fe. Sólo el Espíritu de Dios te puede poner en esta disposición. (De La Salle, M. 43.2)


El espíritu de esta institución es un espíritu de fe que debe llevar a los que lo conforman a no mirar nada sino con los ojos de la fe.

(R. 1718, Cap. 2, p.3)


Ejerces un empleo que te pone en la obligación de mover los corazones. (De La Salle, M. 43.3)


Reconoce a Jesucristo en los pobres harapos de los alumnos que educas. (De La Salle, M. 96.3)


Éstas en un empleo donde no combates contra herejes, sino contra las tiernas inclinaciones de los niños que los impulsan al mal. (De La Salle, M. 161.2)


A ti, ha encargado Dios de preparar los corazones de los demás para la venida de Jesucristo, dispón antes el tuyo. (De La Salle, M. 2.2)


Los niños que a ti vienen, han crecido faltos de educación… lo hacen en la noche oscura de su ignorancia. (De La Salle, M. 37.2)


Si tienes la firmeza de un padre para alejar a tus alumnos del desorden, debes tener también, la ternura de una madre para darles cariño y hacerles todo el bien (De La Salle, M. 101.3)


Pide a Dios instantemente que se digne acrecentar nuestra institución y la haga fructificar de día en día. (De La Salle, M. 207.3)


Cuando comparezcas ante el tribunal de Jesucristo, darás cuenta de ti a Dios y de lo que has hecho como su ministro ante los niños. (De La Salle, M. 205.1)


Maestro, cuán grande será tu gozo al ver a tus alumnos, vivir, llegados a mayores, justa y piadosamente. (De La Salle, M. 207.3)


En esta vida, maestro experimentará un gran consuelo al ver cómo aquéllos que has educado, no ha sido en balde, sino que fielmente sirven a Dios. (De La Salle, M. 207.2)


Considera que tu recompensa en el cielo será tanto mayor, cuanto más fruto hayas producido en las almas de los niños y jóvenes que te fueron confiados. (De La Salle, M. 208.1)


Los que enseñaren a muchos… brillarán como estrellas: Resplandecerán en medio de quienes educaron. (De La Salle, M. 208.2)


Aspirar sólo al cielo y dirigir siempre a él su espíritu y su corazón (Col. 3, 1), puesto que no existen sino para el cielo, no deben trabajar sino por él, y no encontrarán perfecto descanso más que en el cielo. (De La Salle, M. 40.1.2)


Búsqueda por Tags
bottom of page